Hablamos con Maite Pérez, Responsable de Formación del Grupo Salesland, para valorar la llegada del teletrabajo durante este 2020. ¿Habrá llegado para quedarse? ¿Es algo temporal? Muy de la mano de uno de nuestros últimos posts, nuestra compañera nos da una amplia visión de esta nueva forma de trabajo.
¿Quién nos lo iba a decir? Parece que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Para algunos, esto es una gran noticia que llevaban mucho tiempo esperando, mientras que para otros es algo que no deseaban. Lo cierto es que nos guste más o menos, si finalmente el teletrabajo ha venido para quedarse, tendremos que buscar la manera de hacerlo bien.
Como casi todo en esta vida, teletrabajar tiene muchas ventajas, pero también tiene inconvenientes, sobre todo si llamamos teletrabajo a la situación que vivimos durante los meses en los que la pandemia nos está afectando, con sus impactos en todos los ámbitos, personales, organizacionales, económicos, sociales o legales.
Pero claro, ¿realmente se le puede llamar a esa situación teletrabajar? La realidad es que no: hemos hecho lo que hemos podido. Por ejemplo, han habido muchas familias con niños en edades muy tempranas que han vivido auténticas crisis. Por eso, es importante pensar, ¿qué condiciones son las necesarias para que el teletrabajo funcione realmente? Y ponerse manos a la obra.
Además de lo más obvio, y de lo que ya todos sabemos, que consiste en disponer de un espacio tranquilo y acondicionado adecuadamente y, por supuesto, también de los medios necesarios para trabajar (ordenador, conexiones, luz, etc.), lo más importante para que funcione lo podemos organizar en 2 grandes bloques:
1. A nivel grupal: el responsable del equipo es una figura fundamental para que el trabajo desde casa funcione. El responsable debe ser capaz de:
2. A nivel individual: es necesario adquirir una rutina de trabajo sana, exactamente igual que cuando estábamos en la oficina (arreglarse y estructurarse la agenda de trabajo, organizar las tareas importantes y las prioritarias). En definitiva, organizarse bien para ser capaz de seguir los horarios pactados con el responsable y/o empresa, o cliente, y cumplirlos.
También es fundamental tener constantemente en mente los objetivos a conseguir. Una vez establecidos como tales y definida la fórmula para alcanzarlos, hay que evitar realizar actividades a salto de mata que no hayan sido previamente organizadas, por eso, utilizar agendas (digitales o manuales) ayuda a funcionar de forma más eficaz.
En definitiva, “hacer las cosas que tienen que ser hechas”, ese es el lema de los casos de éxito de la gente altamente productiva: “getting things done”. De ahí el método G.T.D.
Además de todo esto, es importante aprovechar, sin abusar, muchas de las herramientas tecnológicas y digitales que nos ofrece el mercado para trabajar de forma más productiva y colaborativa, ahorrando tiempos muertos y facilitando la eficacia. La empresa debe potenciarlas y formar a sus empleados para el uso adecuado.
En definitiva, para que pueda funcionar el modelo de teletrabajo es necesario que la empresa realice una apuesta oficial y adapte su estrategia para enseñar y favorecer el adecuado rendimiento entre las personas, para trabajar las resistencias que seguro surgirán, haciéndoles ver las ventajas y minimizando los inconvenientes. Y por último, pero no menos importante, establecer una buena campaña de comunicación y formación para ayudar a los empleados a adaptarse a la situación.
Si todo esto, se pone en marcha, no me cabe la menor duda de que una fórmula de teletrabajo mixta puede ser una gran éxito para la empresa y para el profesional porque:
Pero, estas ventajas sólo serán ventajas si se cumplen las condiciones mencionadas, si no, se convertirán en desventajas, ¡No lo olvides!