¿Lo bueno dura poco hoy en día?
Se está instaurando desde hace ya tiempo, en la sociedad actual, un tipo de consumo fugaz, rápido e impulsivo, que ha creado toda una generación y cultura asociada a él.
La “Cultura de lo efímero”, y la denominada “Generación Hit”.
Posiblemente ya casi todos formemos parte de ésta nueva generación, sin saberlo.
Pero no debemos de confundirlo con consumismo.
Podemos ser consumistas, sin ser efímeros.
Nos referimos a la capacidad de la gente de quedarse poco tiempo conforme con algo nuevo, para salir desesperadamente luego a buscar otro producto que le cubra nuevas expectativas.
Esto se traslada en una escala de felicidad, también efímera, que será ocupada por un nuevo deseo. El deseo de querer lo nuevo, olvidando lo actual. Un claro ejemplo, son las largas colas de espera para conseguir ese último modelo de Smartphone (que todos conocemos…, que se va lanzar al mercado...), cuando en el bolsillo se tiene el modelo anterior, con prácticamente todas las funciones del nuevo, y que no hace mucho, se hizo la misma cola para poder obtenerlo…
No sólo se trata del consumo efímero del contenido digital o tecnológico, también de los productos tangibles y servicios: viajes, música, moda…
Hablamos de la cultura de la inmediatez, del consumo fugaz y momentáneo favorecido por las nuevas tecnologías, las redes sociales y la capacidad de poder obtener cualquier cosa en cualquier momento o lugar, desde cualquier dispositivo móvil.
La cultura de lo efímero crea el consumismo y no al revés…
Ya nos nos medimos por lo que tenemos, si no por lo último que tenemos.
Y ahí es donde las marcas, con sus productos o servicios, deben de establecer una vertiginosa estrategia de marketing, con acciones y campañas tan efímeras como el mismo consumo, para poder llegar y satisfacer las necesidades de una sociedad que cada vez va a más velocidad.
Planes integrales, que pese a su “velocidad” deben de trabajar sin perder el foco, en los territorios de las marcas, frente a su competencia.
Una difícil ecuación que siempre se debe de cuadrar, entre los objetivos y resultados, también cada vez más inmediatos de ventas, y el crear y mantener la imagen y posicionamiento de las marcas, sus productos o servicios.
Y ahí es donde las estrategias de marketing y las herramientas de venta deben de integrarse e implementarse perfectamente y con misma celeridad, para obtener resultados tangibles.