Los clientes no son lo primero, los empleados son lo primero. Si cuidamos a los empleados, ellos cuidarán a nuestros clientes.
Como muy bien nos decía Richard Branson, en el centro de las actuaciones de una organización están todas las relacionadas con las personas que la conforman, esto es, sus empleados. Y no sólo lo hizo por un acto de generosidad extrema, sino porque está demostrado que un empleado comprometido y satisfecho ofrece mejores resultados y rentabilidad que otro desmotivado. Pero, además, será más capaz de conquistar más y mejores clientes.
Parte substancial de esa mejora en los resultados proviene del conocimiento que muestra el trabajador sobre la empresa para la que trabaja y los productos y servicios que comercializa, pues proyecta sobre su cliente una propuesta de valor en la que su oferta es la mejor que va a encontrar, la más completa y, sobre todo, de confianza.
Esa actitud positiva y el hecho de mostrarse satisfecho permite interiorizar el valor y calidad de lo que se ofrece, y esto es garantía de éxito. En Salesland, somos conscientes porque sabemos que, desde siempre, una de las claves para que se compre un producto o servicio es cuando alguien de confianza te lo recomienda porque previamente lo ha probado y te garantiza que le funciona.
Por eso, apostar por el valor humano y potenciar el orgullo de pertenencia de los empleados es responsabilidad de toda organización. Cuando un empleado se siente parte de un equipo, se genera un compromiso que va más allá de lo estrictamente profesional, creando un vínculo emocional que se transmite hacia fuera y acaba convirtiéndose en embajador de la Marca de su Empresa, transmitiendo pasión y credibilidad en todo aquello que comercializa.
En Salesland, desde el departamento de formación trabajamos el compromiso de los empleados, porque sabemos que son una pieza clave para potenciar esa ilusión por hacer las cosas bien. Uno sólo vende aquello en lo que cree. La imagen de una empresa empieza con el primer trabajador con el que contacta el cliente. Sólo hay una única oportunidad para generar una primera impresión.