Esta pequeña reflexión tiene que ver con los valores, con querer ser parte de algo y defenderlo, con ser competitivo,…
El deporte a mí me dio todo eso. Desde muy joven aprendí pronto a entender el valor que tiene el esfuerzo por encima, incluso, del talento: cuando tú te esfuerzas en algo en lo que crees siempre obtienes un buen resultado, porque el solo hecho de haberlo dado todo ya es un éxito.
En mi caso, luego vino el fútbol profesional y todo lo mencionado lo llevé al extremo. Disfruté todos esos años entregado por completo a un objetivo en cada entrenamiento o en cada partido, cada día un reto, cada día un objetivo por cumplir, y me acostumbré a vivir así. Me siento satisfecho porque soy yo el que consigue que las cosas pasen, donde todo o mucho tiene que ver con la actitud con la que afronto yo las cosas, y con cómo siendo parte de un grupo, consigo también hacer mejores a los demás.
El tiempo pasó y tuve que dejar de jugar. Lo que más me preocupaba era perder todas esas sensaciones, necesitaba entrar en el mundo laboral pero no quería perder mis valores… necesitaba seguir comprometido y dispuesto a que mi esfuerzo siguiera valiendo para mí y para mi equipo.
Empecé a trabajar en Salesland de comercial, vendiendo Banco Primus, y enseguida me di cuenta de que aquello era un equipo donde yo volvía a tener esa responsabilidad que me era familiar: dependía otra vez de mí, de mi trabajo, de mi esfuerzo y me hacía empezar otra vez desde 0, sin límites, pues el límite lo ponía yo.
Hoy sigo en Salesland formando parte del equipo, habiendo pasado 11 años maravillosos donde hemos perdido partidos, pero la mayoría los hemos ganado, y yo volví a disfrutar de formar parte de un grupo por encima de todo. Nos hemos marcado objetivos en los que sabíamos que todos éramos importantes y, sobre todo, todos necesarios, pues todos los que formamos parte de Salesland estamos en la misma situación: Somos parte del mejor equipo, y el límite lo pone cada uno ¡Siempre se puede pedir más!
Si de verdad crees en tí, pon todo de tu parte y decide hasta dónde quieres llegar.
¡Vamos Salesland!