Julián Masso, Coordinador del Proyecto Despega y del Campus de Verano de la Fundación Salesland, te cuenta todos los detalles en esta entrevista.
Hace unas semanas hablamos sobre el campus de verano de la Fundación Salesland, que se desarrolla dentro del Proyecto Despega y en colaboración con Escuelab.
Hoy, os dejamos una entrevista muy interesante que hicimos a Julián Masso, quien se incorporó hace poco al proyecto como coordinador del Campus, ¡y está haciendo un fascinante trabajo!
P-. ¿Cómo de grande es el proyecto? ¿Cuántos días a la semana es el campus y cuántos niñ@s asisten a él?
R-. El proyecto está en pleno crecimiento después de un año 2020 muy complicado. Ahora mismo estamos trabajando con catorce familias -quince menores-, más aquellas familias que en el mes de julio no están aquí en Madrid. El Campus de verano lo estamos desarrollando todos los días de la semana, durante todas las semanas del mes.
P-. ¿Cómo es un día en el Campus de verano? (Qué se hace, actividades…)
R-. El Campus de verano empieza a las nueve de la mañana con la recepción de todos los menores y, tras la recepción, hacemos una hora de deportes. Esto seguido de un pequeño descanso donde los niños y las niñas almuerzan, y hacemos dos horas y media de talleres; tanto manualidades tradicionales como talleres de ciencia aportados por nuestra entidad colaboradora que es Escuelab.
Tras una hora de almuerzo, de comida, realizamos todos los talleres que no hemos terminado por la mañana o realizamos taller de refuerzo escolar, para preparar a los participantes para el nuevo curso escolar.
Acabamos con juegos cooperativos que terminan a las cinco de la tarde, cuando es la recogida de todos los menores.
P-. ¿Cuál es tu mayor desafío como coordinador del campus?
R-. Desafíos surgen todos los días. Hasta ahora, el mayor desafío ha sido darnos a conocer dentro de la población del distrito y las entidades que trabajan aquí. También es un reto hacer que las familias se involucren y participen dentro del desarrollo y el progreso del Campus.
Ahora mismo estamos trabajando para hacer crecer el número de participantes y llegar a la mayor cantidad de familias, no solo ahora en el Campus de julio, sino a lo largo de todo el año escolar.
P-. ¿Qué es lo más positivo que destacarías de una iniciativa como esta? ¿Qué valor puede llegar a aportar a quienes participan en el campus?
R-. ¿Lo más positivo? Sin duda, llegar a familias cuyos recursos no les permiten ofrecer a los niños y a las niñas unos campamentos en verano. Son campamentos muy costosos y, gracias a este proyecto, lo pueden hacer sin ningún tipo de coste. Ofreciéndoles un entorno seguro, donde no tenemos que preocuparnos tanto de la pandemia que nos rodea; ofreciéndoles un ocio y un tiempo libre dirigido y saludable.
En cuanto al valor… yo no hablaría de valor, sino de valores, que es con lo que trabajamos en este proyecto. Trabajamos valores tales como la tolerancia, el respeto, el compañerismo, la cooperación, la colaboración… También ofreciéndoles un poco un entorno donde socializar, otra vez, después de un año que hemos estado todos aislados en nuestras casas y donde ellos puedan sentir que vuelven a ser niños y niñas.