Durante años, asistí como espectador al magnífico desarrollo de la compañía...El elevado ritmo de crecimiento siempre me hizo suponer la calidad del servicio que Salesland prestaba a sus clientes y el perfil profesional de las personas que formaban parte de ella.
Conozco la trayectoria de Salesland desde hace años por la estrecha amistad que me une a su fundador, Miguel Artero. Durante años, asistí como espectador al magnífico desarrollo de la compañía, primero dentro de nuestras fronteras y, posteriormente, extendiendo su huella a Portugal y a Latinoamérica. El elevado ritmo de crecimiento siempre me hizo suponer la calidad del servicio que Salesland prestaba a sus clientes y el perfil profesional de las personas que formaban parte de ella.
Dicho esto, no fue hasta el 2017 cuando lo pude comprobar de cerca, esta vez ya como cliente. Desde mi posición en Save the Children, puse en contacto al equipo de Fundraising de la ONG con la Dirección de Fuerza de Ventas y de Venta Remota. En ese momento, pude experimentar de primera mano la ilusión y el mimo con los que Salesland aborda cada proyecto para dar un servicio impecable, y la seriedad y cercanía del equipo. No en vano, los resultados obtenidos para este cliente en pocos meses avalaron mis primeras impresiones y Salesland se colocó a la cabeza de los partners comerciales que apoyaban a una organización tan grande y experimentada como Save the Children.
Por aquel entonces, no era capaz de imaginar que, tiempo después, tendría el placer y el enorme privilegio de incorporarme a este magnífico equipo de profesionales.
Ya desde dentro y desde una posición que me ha permitido profundizar en las numerosas áreas y geografías del grupo, he podido entender mejor aún las claves del éxito de Salesland: en primer lugar, la pasión con la que se trabaja para dar lo mejor de cada uno y ponerlo al servicio de los proyectos; en segundo lugar, el profundo conocimiento en todas nuestras líneas de negocio gracias a un equipo de personas comprometidas, que cuentan con una dilatada experiencia a sus espaldas y, por último, el trato humano y familiar que nace desde la Presidencia y se respira a lo largo y ancho de la compañía.
Hoy, puedo afirmar con pleno conocimiento de causa que somos una empresa especial y diferente, dotada de un gran sentido de la responsabilidad hacia sus clientes y empleados, que está formada por excelentes profesionales, y que no ha perdido ni un ápice de la frescura necesaria para seguir creciendo y aportando soluciones valiosas e innovadoras en el ámbito de las ventas.
Nuestros primeros 18 años han sido una historia de éxito, no exenta de altas dosis de esfuerzo y trabajo. Iniciamos, pues, nuestra mayoría de edad con una mezcla de sabiduría y osadía que nos coloca en una posición inmejorable para abordar nuevos e ilusionantes retos para las más de 11.000 personas que hoy formamos la familia Salesland.